En cuanto al gentilicio de
Torme, yo he nacido ahí y desde siempre se nos ha dicho que somos "judíos".
En cuanto al
pueblo, merece la pena visitarlo, sobre todo en
verano, por sus espectaculares
senderos para pasear y perderse hasta bien entrada la
noche.
Un problema: se echa en falta un poco más de limpieza en los
caminos y en el propio pueblo, así como uno buena zona de baños; ¡que hemos perdido los tramos de
río límpio para darnos un buen chapuzón!