"Abril
aguas mil". El refrán se cumplió a rajatabla en la
primavera de 1.962. Fué tanta la
lluvia caida que la ladera sobre la que se asienta
Turrientes comenzó a moverse. Una lengua de tierra que se intuye falta en la zona superior derecha del
pueblo se llevo la
Iglesia que estaba junto al
cementerio. Varias
casas corrieron la misma suerte que esta ante la impotente mirada de sus habitantes. Una nueva Iglesia fué construida pero esto no evitó que el pueblo sufriera la misma suerte de despoblación que padecen la mayoría de los
pueblos de Castilla, en parte debido a políticas poco audaces y creativas.