Castillo de Urbel
Descripción general: Se trata de los restos de una fortaleza medieval asentada sobre un cerro rocoso, de perfil cónico, destacado sobre el extremo oriental de un gran crestón calizo desgajado del frente septentrional de la cordillera de la Mesa. La fortaleza se articula en torno a tres recintos escalonados a lo largo de sus laderas sur y oeste.
El superior ocupa la estrecha cima del cerro y consiste en un gran torreón de planta prismática construido con sillares aparejados a soga en hiladas regulares. Mide unos 10 m de largo por 4,20 m de ancho y sus muros tienen un espesor aproximado de 0,85 m.
Organizado en altura en dos pisos, el acceso a su interior se practica por una gran puerta de arco apuntado, hoy muy deteriorada, abierta en el lienzo Oeste. Además, en todos los muros de la planta baja se abren estrechas saeteras de forma abocinada. Por su parte, en el piso superior, sobre el lienzo sur del torreón, se abre un balcón de arco apuntado sobre la que se dispones dos canes y a cuyos pies se abren tres mechinales destinados a sostener una balconada o un matacán. Aún conserva algunas almenas.
El segundo recinto se asienta sobre una pequeña terraza, de unos 7 m de anchura, colgada a media ladera de la falda sur del cerro y parece destinado a proteger la vía más accesible a la cumbre de la peña. Consiste en un muro de trazado rectilíneo que discurre en dirección Este – Oeste, curvándose en su extremo oriental para dar forma a una especie de bastión semicircular que domina el estrecho sendero de subida al cerro. Está construido en mampostería cogida con argamasa y dispuesta en hiladas más o menos regulares.
Un tercer recinto se sitúa en una pequeña terraza dispuesta al Oeste de la peña, inmediatamente a sus pies, en la zona de unión con el crestón calizo sobre el que destaca la peña.
Presenta planta trapezoidal, de unos 25 x 20 m, y estuvo cerrado al norte, oeste y sur por un muro de mampostería, mientras que al este se apoyaba contra la roca de la peña. Actualmente se conservan escasos restos de sus cierres sur y norte. Estos se presenta como un ancho muro delimitado por sendos paramentos exteriores de mampostería de caliza aparejada a soga en hiladas regulares aglutinadas con argamasa que contienen un alma formada por un tosco calicostre de cal, arena y bloques informes de piedra. El muro norte se conserva unos 19 m de longitud, alcanza una altura de 2 m y aprovecha, a lo largo de su recorrido, varios afloramientos de piedra. Por su parte, el muro sur mide unos 21 m de longitud (los 7 más occidentales todavía en pie, conservan un alzado de casi 2 m) y en su extremo occidental da un quiebro de 90º para formar la esquina que enlazaba con el muro que cerraba el costado oeste del recinto, del cual no se conserva ninguna traza en la actualidad.
Según Cadiñanos, el castillo aparece citado ya en documentos del siglo XI, aunque la fábrica actual, de estilo gótico, debe atribuirse a la familia de los Zúñiga, que fueron señores de Urbel en el tránsito de los siglos XIV a XV (Cadiñanos, 1987: 270-271).
Descripción general: Se trata de los restos de una fortaleza medieval asentada sobre un cerro rocoso, de perfil cónico, destacado sobre el extremo oriental de un gran crestón calizo desgajado del frente septentrional de la cordillera de la Mesa. La fortaleza se articula en torno a tres recintos escalonados a lo largo de sus laderas sur y oeste.
El superior ocupa la estrecha cima del cerro y consiste en un gran torreón de planta prismática construido con sillares aparejados a soga en hiladas regulares. Mide unos 10 m de largo por 4,20 m de ancho y sus muros tienen un espesor aproximado de 0,85 m.
Organizado en altura en dos pisos, el acceso a su interior se practica por una gran puerta de arco apuntado, hoy muy deteriorada, abierta en el lienzo Oeste. Además, en todos los muros de la planta baja se abren estrechas saeteras de forma abocinada. Por su parte, en el piso superior, sobre el lienzo sur del torreón, se abre un balcón de arco apuntado sobre la que se dispones dos canes y a cuyos pies se abren tres mechinales destinados a sostener una balconada o un matacán. Aún conserva algunas almenas.
El segundo recinto se asienta sobre una pequeña terraza, de unos 7 m de anchura, colgada a media ladera de la falda sur del cerro y parece destinado a proteger la vía más accesible a la cumbre de la peña. Consiste en un muro de trazado rectilíneo que discurre en dirección Este – Oeste, curvándose en su extremo oriental para dar forma a una especie de bastión semicircular que domina el estrecho sendero de subida al cerro. Está construido en mampostería cogida con argamasa y dispuesta en hiladas más o menos regulares.
Un tercer recinto se sitúa en una pequeña terraza dispuesta al Oeste de la peña, inmediatamente a sus pies, en la zona de unión con el crestón calizo sobre el que destaca la peña.
Presenta planta trapezoidal, de unos 25 x 20 m, y estuvo cerrado al norte, oeste y sur por un muro de mampostería, mientras que al este se apoyaba contra la roca de la peña. Actualmente se conservan escasos restos de sus cierres sur y norte. Estos se presenta como un ancho muro delimitado por sendos paramentos exteriores de mampostería de caliza aparejada a soga en hiladas regulares aglutinadas con argamasa que contienen un alma formada por un tosco calicostre de cal, arena y bloques informes de piedra. El muro norte se conserva unos 19 m de longitud, alcanza una altura de 2 m y aprovecha, a lo largo de su recorrido, varios afloramientos de piedra. Por su parte, el muro sur mide unos 21 m de longitud (los 7 más occidentales todavía en pie, conservan un alzado de casi 2 m) y en su extremo occidental da un quiebro de 90º para formar la esquina que enlazaba con el muro que cerraba el costado oeste del recinto, del cual no se conserva ninguna traza en la actualidad.
Según Cadiñanos, el castillo aparece citado ya en documentos del siglo XI, aunque la fábrica actual, de estilo gótico, debe atribuirse a la familia de los Zúñiga, que fueron señores de Urbel en el tránsito de los siglos XIV a XV (Cadiñanos, 1987: 270-271).