¿NOSTALGIA?
No muy lejos de la provincia de Soria, en un recodo del Río
Duero, (aguas arrriba) a dos leguas, más o menos, de Aranda,
Orgulloso, bonito, alegre, y cargado de historia se levanta,
Éste precioso pueblo. Aunque no naciera en él. Sí, es el mío.
Digo mío, porque llegué a Vadocondes, siendo un verdadero crío.
Corría el ya tan lejano y dificil año Mil Novecioentos Cuarenta,
Recien acabada aquella nefasta, fratricida, y odiosa contienda
Que sufrimos entre Españoles. Mes de Febrero, con lluvia y frío.
Hoy, al recordarlo, se me hiela el ALMA, y me produce escalofrío,
Ahora bien, lo superé muy pronto, gracias al buen trato y acogida,
Que recibimos, tanto mi familia como yo, de todos los Vadocondinos.
Es de buen nacido recordarlo, y a su vez estar, enormemente agrdecido,
Diré, que allí, crecí, reí, lloré, de todo hubo, como lla vida "mesma"
Como no, también me hice una humilde casa, y viví, bien pegadito al río.
II
Disfruté tantas veces, dedes ésta humilde casita (cuando no era tan crío)
Desde su balcón, en noches románticas de Julio, observandio el firmamento.
(Entonces se podía) se me alegraba el ALMA, y me decía para mis adentros.
! Que poca cosa soy!! Que pequeño! De tanta grandiosidad, aun no he salido.
Eso si, me fortaleció mis creencias religiosas, que desde simpre he tenido,
Sacando la conclusión, que tanta belleza, no podía ser obra del ser humano,
Se notaba la mano del Sumo Hacedor, y lo sigo creyendo, como buen cristiano.
También gozaba oyendo el canto del ruiseñor, que por las nohes, desde su nido,
Cuando estaba encubando la hembra, el macho, la custudiaba con sus trinos,
Como no, me alegraba, el canto de la alondra mañanera, en la Isla del molino,
O más allá, en lontananza por la vega de San Cosme. Me alegraba su canto divino.
En el ocaso de la vida, me invade la nostalgia, recordando a tan buenos amigos
Que dejé en ese pueblo, aunque algunos ya no estén, en mi alma está el recuerdo.
Amigo lector, con lo leído. ¿Te atreves a decir, que éste pueblo no es el mío?
P. M. L.
No muy lejos de la provincia de Soria, en un recodo del Río
Duero, (aguas arrriba) a dos leguas, más o menos, de Aranda,
Orgulloso, bonito, alegre, y cargado de historia se levanta,
Éste precioso pueblo. Aunque no naciera en él. Sí, es el mío.
Digo mío, porque llegué a Vadocondes, siendo un verdadero crío.
Corría el ya tan lejano y dificil año Mil Novecioentos Cuarenta,
Recien acabada aquella nefasta, fratricida, y odiosa contienda
Que sufrimos entre Españoles. Mes de Febrero, con lluvia y frío.
Hoy, al recordarlo, se me hiela el ALMA, y me produce escalofrío,
Ahora bien, lo superé muy pronto, gracias al buen trato y acogida,
Que recibimos, tanto mi familia como yo, de todos los Vadocondinos.
Es de buen nacido recordarlo, y a su vez estar, enormemente agrdecido,
Diré, que allí, crecí, reí, lloré, de todo hubo, como lla vida "mesma"
Como no, también me hice una humilde casa, y viví, bien pegadito al río.
II
Disfruté tantas veces, dedes ésta humilde casita (cuando no era tan crío)
Desde su balcón, en noches románticas de Julio, observandio el firmamento.
(Entonces se podía) se me alegraba el ALMA, y me decía para mis adentros.
! Que poca cosa soy!! Que pequeño! De tanta grandiosidad, aun no he salido.
Eso si, me fortaleció mis creencias religiosas, que desde simpre he tenido,
Sacando la conclusión, que tanta belleza, no podía ser obra del ser humano,
Se notaba la mano del Sumo Hacedor, y lo sigo creyendo, como buen cristiano.
También gozaba oyendo el canto del ruiseñor, que por las nohes, desde su nido,
Cuando estaba encubando la hembra, el macho, la custudiaba con sus trinos,
Como no, me alegraba, el canto de la alondra mañanera, en la Isla del molino,
O más allá, en lontananza por la vega de San Cosme. Me alegraba su canto divino.
En el ocaso de la vida, me invade la nostalgia, recordando a tan buenos amigos
Que dejé en ese pueblo, aunque algunos ya no estén, en mi alma está el recuerdo.
Amigo lector, con lo leído. ¿Te atreves a decir, que éste pueblo no es el mío?
P. M. L.