No es el Gran Cañón del Colorado, pero lo parece. El
río Ebro ha tallado, a su paso por la provincia de
Burgos, un espectacular cañón calizo que en algunos puntos alcanza los 200 m de profundidad, una verdadera tentación para senderistas y amantes de la
naturaleza.
La profunda garganta encierra en su interior un verdadero paraíso botánico: encinas, quejigos, arces, enebros, hayas, tejos, acebos, majuelos y madroños cubren las empinadas laderas de la garganta; alisos, sauces, chopos y tilos forman el bosque de galería que acompaña el río.
Su inaccesibilidad ha favorecido el desarrollo de una variada comunidad faunística. Buitre leonado, alimoche, águila real, águila perdicera y búho real, disfrutan en el cañón de uno de sus más importantes enclaves de nidificación de todo el norte de la península Ibérica.