Otras construcciones tradicionales
En todos y cada uno de los
pueblos que conforman el
Valle de Mena, podemos contemplar numerosas construcciones tradicionales como
molinos,
fuentes,
abrevaderos,
lavaderos o
potros, relacionadas con la economía tradicional imperante en nuestro territorio hasta la primera mitad del s. XX. Son pues testimonios de una verdadera civilización campesina, fundamentada en el comunitarismo y en la necesaria solidaridad impuesta por la precariedad de los tiempos, tiempos difíciles en los que el cultivo de cereal panificable y el pastoreo extensivo al que se sometían las diferentes especies animales que constituían la cabaña familiar, no resultaban suficientes para asegurar la subsistencia de una población en crecimiento, de ahí la aparición de oficios y actividades complementarias como la arriería, la trajinería o el carboneo. Junto con otro tipo de construcciones tradicionales como boleras y
frontones, se convierten en manifestaciones mudas de una cultura popular inherente a la vida campesina, y nos permiten comprender la evolución del
paisaje y la economía de este territorio a lo largo de los siglos, desde la más temprana Edad Media hasta la primera mitad del s. XX.