Al pie del pico de Revillallanos, en la
Sierra de Arcena, en su vertiente nordeste, en esa curiosa entrada que forma la provincia de
Burgos –zona de Valpuesta–, sirviendo de pinza al alavés
valle de Valdegobía y en terreno desigual, está situado lo que queda de
VILLAFRÍA DE SAN ZADORNIL, a 49 kilómetros de Villarcayo, 30 de Miranda de Ebro y 113 Burgos.
Son sus vecinos
Herrán y
Villanueva del Grillo al otro lado de la Sierra, San Zadornil,
Arroyo de San Zadornil y el límite con la provincia de
Álava, valle de Valdegobía.
En el cartulario del
monasterio de San Millán de la Cogolla aparece su nombre escrito por primera vez en el año 1028, con el nombre de “Villa Frida”. Y sus pobladores declararon en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752 que pertenecían al señorío del duque de Frías.
Según datos recogidos del Diccionario geográfico de Pascual Madoz, habitaban el lugar 34 personas en el año 1848. Fiel a la trayectoria de la inmensa mayoría de los
pueblos de la provincia, creció en la segunda mitad del siglo XIX hasta llegar a 97 habitantes en el año 1900. Siguió con normalidad en la dura primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de 70 personas. Pero en torno a 1965 sufrió una emigración obligada, al
comprar el
ayuntamiento de San Zadornil sus tierras y sus
casas y derribándolas en consecuencia. Sólo quedaron en pie la
iglesia y dos viviendas, cuyos dueños se negaron a vender. Y resistieron, ya sin luz eléctrica desde 1969 hasta 1976, año en que quedó totalmente vacío, apareciendo en el año 2000 con 0 habitantes. No obstante, en la actualidad vuelve a estar habitado, recuperada la electricidad en 2003, contando con vecinos empadronados (aunque no residen de modo habitual) y con multitud de actividades en
verano.