En este lugar en el siglo IV D.C, un ríco mercader
romano, llamado Demetrio Cornelius que se dedicaba al negocio de la sal, mantenía amancebadas a quince doncellas. Cuenta la
historia que una
noche unos bandidos entrarón en la villa donde habitaban las doncellas y ellas con inusitado valor lograron reducir a los bandidos. Una de ellas, llamada Obdulia, estaba en cinta y salida en cuentas. Dió a luz una niña con un lunar en el pecho en forma de cresta. Sus descencientes femeninas han ido heredado este lunar de generación en generación. Se conocerá al lugar como la Villa la Cresta.