Esta situado este minúsculo eremitorio, en estado de abandono, junto al camino de Villalbilla a Hormicedo, lugar muy transitado en pasadas épocas por los númerosos labradores y ganaderos que procedentes del Valderredible iban a las ferias de Villadiego, a vender sus productos.
A través de la puerta era costumbre echar algunas monedas, para que el Santo intercediera a la hora de hacer una buena compra o venta. La tradición oral cuenta que viniendo a la feria uno de aquellos ganaderos al llegar frente a la pequeña ermita ofreció a San Antón una limosna si vendía el ganado a un determinado precio, por supuesto alto. El Santo debió de emplearse a fondo puesto que el ganadero vendió el ganado a un precio muy superior al que había soñado. De regreso para su pueblo el feriante se acercó hasta la puerta de la ermita pero no le echó ni una moneda, justificándose con estas palabras: "No te doy nada por abusón".
A través de la puerta era costumbre echar algunas monedas, para que el Santo intercediera a la hora de hacer una buena compra o venta. La tradición oral cuenta que viniendo a la feria uno de aquellos ganaderos al llegar frente a la pequeña ermita ofreció a San Antón una limosna si vendía el ganado a un determinado precio, por supuesto alto. El Santo debió de emplearse a fondo puesto que el ganadero vendió el ganado a un precio muy superior al que había soñado. De regreso para su pueblo el feriante se acercó hasta la puerta de la ermita pero no le echó ni una moneda, justificándose con estas palabras: "No te doy nada por abusón".