Es un conjunto de
casas para el descanso rural, un lugar con especial encanto, vacacional, y que desde el principio de este
verano se halla ya en pleno funcionamiento, con gente llegada de cerca y de lejos, gente respetuosa de todas partes y que nunca antes había leído ni escuchado el nombre de
Villalibado, pero que hoy lo tienen ya anclado en su memoria tras su aterrizaje en este hospedaje de tranquilidad y concentración. Las de
Villadiego, lo han llamado, y bien que la definición hubiera mejorado con “Villalibado”, a secas, pues aquí se liba el placer de vacaciones con mayúscula, del
paseo por
caminos entre
pueblos y lomas de
torreones y leyenda, a pie o en
bicicleta. Gracias
amigo Juan, por haber recuperado este
pueblo del silencio en
ruinas. Como un cantero
medieval de la Trasmiera te encontré un día, hace tres años, modelando
piedra a piedra, con tus manos de artista
escultor y tu gran sensibilidad diseñadora, arriesgando capital y futuro en una fabulosa aventura; desde entonces te admiro. Han sido años de picapedrero y constructor, y de buen gusto, alianza que pocas veces se encuentra. Gracias, Juan Ansótegui, gracias también a tus manos por haber resucitado a Villalibado.
(Publicado por Elías Rubio Marcos el lunes 2 de septiembre de 2013)