En esta última visita, ya en los estertores de agosto, he visto que la vieja nogala, de la que ya os hablé en otra ocasión, queridos
amigos de este Cajón de Sastre, ha muerto, ya lo esperábamos. Su esqueleto a
contraluz, con sus fantasmagóricos y secos ramajes abrazando el
cielo, bien merece un
homenaje,