Cercano al curso del
río Brullés y a la
carretera que une
Villadiego con Masa, en la de Santander, sobre una pequeña loma y en terreno ligeramente desigual, se ubica lo que resta de
VILLALIBADO, que Elías Rubio Marcos hace figurar en su obra “Los
pueblos del silencio”, a 3 kilómetros de Villadiego y 41 de
Burgos.
Castromorca,
Las Hormazas,
Villaute,
Arenillas de Villadiego y Villadiego forman corona a su alrededor.
En noviembre de 1192 aparece su nombre en una carta en el
monasterio de
Santa Cruz de Los Valcárceres, como “Villa Rivaldo”, y en 1752 pertenecía al señorío del duque de Frías, según aseguraron sus pobladores en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada.
Su población ascendía a 32 personas en el año 1848, como hace constar Pascual Madoz en su Diccionario geográfico. Aprovechando la bonanza poblacional de la segunda mitad del siglo XIX, creció, como la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia, hasta llegar a 83 habitantes en el año 1900, número que mantuvo en la dura primera mitad del siglo XX, presentando en 1950 un censo de 87 personas. Pero en la segunda mitad del siglo XX ha quedado dos veces completamente vacío, en 1972 y en 1998. Pero en la actualidad vuelve a darle uso temporal a algunos
edificios, como
casas rurales