En las inmediaciones del
pueblo de
Villamartín de Sotoscueva, en un desafiante cortado rocoso, se descubre “el Ventanón”, también conocido como el
puente. Un capricho de la
naturaleza, un impresionante
arco natural de 30 metros de ancho y 20 metros de alto, formado en la
roca caliza.
Su origen se debe al paso de una antigua conducción de
agua que con el transcurso de los siglos disolvió la caliza.
Hoy a través de este capricho de la naturaleza observamos los
montes de Somo y algunas poblaciones de la vecina Merindad de Valdeporres.
Las dentadas
montañas dan paso a las amplias y suaves antiplanicies en las que crecen encinares y pastos para el
ganado que nos llevan directamente a la pequeña y tranquila población de Villamartín de Sotoscueva.