Este es un pueblo sereno, bien asentado, su iglesia y sus casas lo confirman apoyadas en las areniscas de roca, de ahí que se debiera llamar Villanueva de la Roca. Robusto pueblo, robustos paisajes y flacas calles por donde casi nadie pasea más que el gran silencio que casi todo lo envuelve. Los pocos vecinos que las casas habitan, deambulan por las callejas como seres de comunicación hambrienta. Algún gato ronronea al calor del hogar y algún perro aún en las portadas aulla.
Los que caminan hacia Santiago hollan sus calles impávidas que se dejan mirar, pero nadie las acaricia con su presencia habitada. Son camino, solo camino que se hace al pasar...
Los que caminan hacia Santiago hollan sus calles impávidas que se dejan mirar, pero nadie las acaricia con su presencia habitada. Son camino, solo camino que se hace al pasar...