Pues en Villarcayo me sucedió un caso bastante curioso.
Estuvimos comiendo en un restaurante del pueblo un amigo mío y yo, y con comida sabrosa y contundente habla que te habla y come que te come, tambien practicamos el bebe que te bebe, y cuando nos dimos cuenta eran las cinco de la tarde y nos habíamos bebido tres botellas de vino tinto.
Salimos a toda prisa después de abonar la cuenta, y cuando mi amigo pisó el felpudo de la salida al abandonar el local, ví como de pronto saltaron dos ranas del mismo dintel de la puerta y se colaron por un registro sumidero.
¿has visto eso? le pregunté a mi amigo. Qué, me contestó.
Pués dos ranas que han saltado ahora de debajo del felpudo a la rejilla del registro, le dije.
Esas son las que cantaban antes de sacarnos el postre, cuando íbamos por la segunda botella de vino me contestó.
Y me quedé perplejo.
Estuvimos comiendo en un restaurante del pueblo un amigo mío y yo, y con comida sabrosa y contundente habla que te habla y come que te come, tambien practicamos el bebe que te bebe, y cuando nos dimos cuenta eran las cinco de la tarde y nos habíamos bebido tres botellas de vino tinto.
Salimos a toda prisa después de abonar la cuenta, y cuando mi amigo pisó el felpudo de la salida al abandonar el local, ví como de pronto saltaron dos ranas del mismo dintel de la puerta y se colaron por un registro sumidero.
¿has visto eso? le pregunté a mi amigo. Qué, me contestó.
Pués dos ranas que han saltado ahora de debajo del felpudo a la rejilla del registro, le dije.
Esas son las que cantaban antes de sacarnos el postre, cuando íbamos por la segunda botella de vino me contestó.
Y me quedé perplejo.