En referencia a estas fotografías del pueblo de Villasandino, que es el mío, sólo puedo decir que son maravillosas y que despiertan en mí un sentimiento de admiración y de emoción. Para mí son evocadoras de grandes y vivos recuerdos que llevo íntimamente grabados en el alma.
So recuerdos de mi infancia, sencillos, vivos, agradables y permanentes. Al contemplarlas se me ha dilatado el alma y no he `podido por menos que exclamar: " Cuánta belleza en estas piedras ".
No son piedras muertas, ni antiguas o viejas, sino que son vivas y evocadoras, porque despiertan una legión inacabable de sentimientos y de gozos.A los que como yo, las vemos desde lejos y cada muchos años, su belleza se agranda y se perpetua en nuestra mente y alma.
Quiero expresar a todos los habitantes actuales y a los que desde que yo salí de Villasandino han permanecido en él, ( y ya son varias generaciones ), mi agradecimiento a todos ellos por haber consevado y acrecentado el pueblo con renovadas ilusiones y esfuerzos para seguir contemplando toda esa belleza impresa indeleblemente en las piedras y en los corazones de todos los villasandinenses.
Gracias a todos los hijos de Villasandino de otro hijo agradecido.
Yo soy Cayetano Rilova González, ( el MOLINERILLO " ) hijo del molino y del molinero Constancio Rilova Andrés y de Araceli González Manzano. Salí de Villasandino a la tierna edad e 11 años y sólo he podido volver a Villasandino una, vez y volví para llorar sobre las ruinas de mi querido molino.
So recuerdos de mi infancia, sencillos, vivos, agradables y permanentes. Al contemplarlas se me ha dilatado el alma y no he `podido por menos que exclamar: " Cuánta belleza en estas piedras ".
No son piedras muertas, ni antiguas o viejas, sino que son vivas y evocadoras, porque despiertan una legión inacabable de sentimientos y de gozos.A los que como yo, las vemos desde lejos y cada muchos años, su belleza se agranda y se perpetua en nuestra mente y alma.
Quiero expresar a todos los habitantes actuales y a los que desde que yo salí de Villasandino han permanecido en él, ( y ya son varias generaciones ), mi agradecimiento a todos ellos por haber consevado y acrecentado el pueblo con renovadas ilusiones y esfuerzos para seguir contemplando toda esa belleza impresa indeleblemente en las piedras y en los corazones de todos los villasandinenses.
Gracias a todos los hijos de Villasandino de otro hijo agradecido.
Yo soy Cayetano Rilova González, ( el MOLINERILLO " ) hijo del molino y del molinero Constancio Rilova Andrés y de Araceli González Manzano. Salí de Villasandino a la tierna edad e 11 años y sólo he podido volver a Villasandino una, vez y volví para llorar sobre las ruinas de mi querido molino.