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!Hola¡
Soy un hijo nostálgico de Villasandino.
Todos los recuerdos, y no son pocos, son de cuando era niño.
Creo que pocos lugares hay en el mundo para vivir una infancia tam bonita, plena, sana y agradable como la que viví, hace de esto ya 64 años.
Alguna vez he vuelto físicamente al lugar donde nací. Lo hice emocionado y volví llorando, porque ese idílico lugar, al menos para mí lo fue, ya no existe. Se lo han comido los años, la negligenciza y al mimso tiempo el progreso, pues he podido ver en los mapas que pasa que por allí pasa una autovía.
Agradezco a Dios ser hijo de Villasandino. Le agradezco tenere dos magníficas iglesias en las aque recé de niño ( claro que a mi manera) pero que ahora me parece escuchar el tañido vibrante, puro y sonoro de sus campanas.
Agradezco a la vida ser hijo de Villasandino aunque un poco tangencialmente, pues mis años de infancia como el de mis seis hermanos se desarrolló bajo la vigilante custodia del río Brullés, en el molino.
Dios bendiga a este pueblo y haga que todos los que de allí somos no olvidemos las raíces que nos vieron crecer y que aunque estemos lejos, entrando ya en la vejez, sepamos elevar este himno al más bello pueblo de mi Burgos y de mi España.
Soy un hijo nostálgico de Villasandino.
Todos los recuerdos, y no son pocos, son de cuando era niño.
Creo que pocos lugares hay en el mundo para vivir una infancia tam bonita, plena, sana y agradable como la que viví, hace de esto ya 64 años.
Alguna vez he vuelto físicamente al lugar donde nací. Lo hice emocionado y volví llorando, porque ese idílico lugar, al menos para mí lo fue, ya no existe. Se lo han comido los años, la negligenciza y al mimso tiempo el progreso, pues he podido ver en los mapas que pasa que por allí pasa una autovía.
Agradezco a Dios ser hijo de Villasandino. Le agradezco tenere dos magníficas iglesias en las aque recé de niño ( claro que a mi manera) pero que ahora me parece escuchar el tañido vibrante, puro y sonoro de sus campanas.
Agradezco a la vida ser hijo de Villasandino aunque un poco tangencialmente, pues mis años de infancia como el de mis seis hermanos se desarrolló bajo la vigilante custodia del río Brullés, en el molino.
Dios bendiga a este pueblo y haga que todos los que de allí somos no olvidemos las raíces que nos vieron crecer y que aunque estemos lejos, entrando ya en la vejez, sepamos elevar este himno al más bello pueblo de mi Burgos y de mi España.