Villasopliz es una pequeña y tranquila localidad del municipio burgalés de
Valle de
Manzanedo, en el borde norte del valle, al pie del pico Nevera, en la comarca de Las Merindades.
En la primera referencia documental datada en 1204, aparece como “Uilla Sopliz”, año en que un tal Pedro Pérez donó al
monasterio de
Santa María de Rioseco un solar que allí tenía.
Lugar, dentro del partido del Valle de Manzanedo, que junto con otros tres componía la Merindad de Valdivielso, en el Corregimiento de la Merindades de Castilla la Vieja, partido integrante en ese período de la Intendencia de
Burgos.
Su jurisdicción era de realengo y contaba la población con alcalde ordinario.
Entre robles, quejigos y encinas aparecen las escasas
casas de un conjunto que mantienen las características constructivas del modelo montañés.
A la entrada de este pequeño
pueblo se alza su
iglesia bajo la advocación de Santa Eugenia, un sencillo templo de una nave que concentra los rasgos de su primitivo
románico en su
ábside semicircular con contrafuertes y canes bastos en la cornisa. Destaca en el exterior su
espadaña a la que se accede por medio de una
escalera de caracol.
Villasopliz es un pueblo con pocos vecinos que intentan que éste sea un lugar bonito para vivir, cuidando lo poco que queda del pueblo, admirando la belleza con la que han sido restauradas sus casas.