El de Úzquiza es uno de los
embalses más modernos de la
cuenca del Duero y presenta, además, una peculiaridad que le hace distinto de otros embalses: su presa. Se trata de una presa de las llamadas "de materiales sueltos", lo que significa que se ha construido con tierras seleccionadas, sin utilizar apenas hormigón. Este hecho, que no le resta seguridad a la presa, ha conseguido que la vegetación nacida en el paramento de
aguas abajo, haya servido para integrar sin dificultades la presa en el entorno en el que se encuentra ubicada. Tan integrado está el
embalse en el
paisaje que podría llegar a confundirse con un
lago de
montaña.
La presa de Úzquiza, al igual que la del
Arlanzón situada a menos de 10 kilómeteos aguas arriba, sirve para regular el
río Arlanzón, y dado que ambos embalses forman entre ellos una unidad funcional, comparten la importante tarea de garantizar el abastecimiento de
agua potable a la ciudad de
Burgos y a otras poblaciones. También se posibilita el riego de 3.500 hectáreas, todas ellas en la provincia de Burgos, así como el atender diversos usos industriales.
Entró en explotación en el año 1989 y tiene una altura sobre cimientos de 65 metros, con lo que se ha logrado cerrar un embalse con una capacidad de 75 millones de metros cúbicos. En sus aguas están permitidos casi la totalidad de los
deportes náuticos, a excepción de la navegación a motor, prohibida por utilizarse sus aguas para el abastecimiento de la capital burgalesa. La presa de Úzquiza tiene una longitud de 460 metros.