Pese a su modesta
arquitectura, domina el
paisaje en el que se levanta. Eso ocurre con la
ermita gótica de
Santa María de Muñó, alzada sobre una de laderas que descienden hacia en el
río Arlanzón y dentro del municipio de
Villavieja de Muñó, a 18 kilómetros al suroeste de la ciudad de
Burgos.
Construida en el siglo XIII, la ermita es la dueña de todas las miradas de aquellos que se dejan perder por estas históricas tierras. Pero, aunque su riqueza artística en realidad no es muy destacable, en lo que sí coinciden todos los que la han visitado, es en lo bonito de su entorno. Su silueta elevada sobre el
valle del Arlanzón la dota de unas significativas vistas. De hecho, si tienes la suerte de no ser el conductor y eres observador, podrás verla desde la autovía A-62 entre Burgos y
Palencia.
¿Por qué la ermita se edificó allí?
Una de las preguntas que te puede surgir al llegar allí, es por qué se eligió esta peculiar ubicación para el templo. La respuesta está en la pequeña mota que despunta del terreno pegado a la ermita, y que marcan el lugar donde se levantó la antigua localidad de Muñó y su fortaleza.
Esta población fue la capital de uno de los numerosos alfoces burgaleses de repoblación: el alfoz de Muñó. Fue, además, uno de los lugares de referencia en los orígenes de Castilla y punto importante en su desarrollo histórico. Su
castillo, se cree, fue construido en el siglo X y gozó de gran importancia durante toda la Edad Media, pasando por él diferentes reyes de la época. Su declive comienza en el siglo XIV cuando dejar de estar en manos de la realeza, y después de varias disputas nobiliarias por su propiedad y el asedio por los comuneros acabó muy malparado. A partir de este momento los vecinos del
pueblo comenzaron a llevarse la
piedra hasta la completa desaparición de sus muros.
En la actualidad, de toda esta
historia, solo da testigo la ermita de Santa María, erigida siglos más tarde que el castillo. Aunque también, consecuencia de la capitalidad que ejerció sobre la comarca, muchos de los
pueblos de la zona han recibido el apellido Muñó. Uno de ellos es Villavieja de Muñó, al que ahora pertenece el terreno donde se levantaba la vieja localidad, y en cuyo casco urbano podrás disfrutar de una resultona
iglesia románica dedicada a
San Adrián.