Recostado en una ladera al sol del mediodía, cercano a la
carretera de
Burgos a Poza de la Sal y a un arroyo, afluente del
río Vena, en terreno desigual, está situado VILLAYERNO – MORQUILLAS, a 6 kilómetros del centro de Burgos.
Son sus vecinos
Villímar,
Cótar,
Hurones,
Celada de la Torre,
Vivar del Cid, Quintanilla – Vivar y
Villatoro.
En cuanto a la aparición escrita de su nombre hay varias fechas y diversos sentidos. La más antigua, aunque dudosa, data de febrero de 1003 en la que
Teófilo López Mata le denomina: “Villa de ¿inferno?”, aportando un documento de Alfonso X, de donación a Burgos de los
pueblos que iban a formar su alfoz.
Casi dos siglos más tarde, en 1187, aparece en la documentación del Obispado de Burgos como “Villa lifierno”. El 8 de diciembre de 1232 lo encontramos en el diploma burgalés de Covarrubias como “Villa livierno” en el que se cita a Urraca Pérez, nacida aquí, como nodriza de Alfonso X el Sabio. Y en el Libro de las Behetrías,
fruto de un censo-pesquisa que manda hacer el rey Pedro I en toda Castilla en 1352, consta como “Villa lihierno”. Y sus pobladores declararon en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752 que pertenecían únicamente al rey, es decir, era lugar de realengo.
Su población ascendía a 223 habitantes del año 1848, como hace constar Pascual Madoz en su Diccionario geográfico. Creció poco, pero creció, como
la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia, en la segunda mitad del siglo XIX y presentaba el 1900 un censo de 237 personas. Siguió en línea
ascendente en la tormentosa primera mitad del siglo XX hasta llegar a 259 habitantes en el año 1950. Y la cercanía de la ciudad, que lo ha tomado como lugar residencial, ha hecho que termine el siglo con 98 habitantes y en previsión de seguir creciendo.