Tengo que decir, que aunque el burro no es del
pueblo, sí lo es el fotógrafo. Como recuerdo agradable y cariñoso a los burros que hubo en el pueblo y que tan buen servicio nos hicieron. ¡Qué a gusto íbamos montados en ellos! Muy bien recuerdo, todavía, cuando me caí del él por quedarme dormido. Tendría unos 6 o 7 años y ocurrió cerca del pueblo cuando regresábamos de
Villadiego por el
camino.