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Querida prima Rosa Mari y querido primo Esteban, en vuestros comentarios haceis mención a mi mensaje y os lo agradezco en el alma. Vosotros sois más jóvenes que yo y tal vez no fuisteis testigos de las muchas diabluras que entre el tío Emilio y yo hicimos en nuestro querido Villusto. Recuerdo, con cariño, aquellos carteles informativos que pusimos por todo el pueblo anunciando la fábrica de velas, que se iba a montar en Villusto, para hacer la competencia a la luz tan pobre que nos suministraba el médico de Río Paraiso, de.Agustín. Desde luego que era una competencia desigual, porque las velas daban muchísima más luz que aquella tenue que a duras penas se veía en las bombillas, parecia un gusano de luz.
Otra travesura fué poner en la fachada de la casa de mi abuelo (Esteban Alonso)un gran cartel de toros que había traído yo de Salamanca. Habíamos pintado dos taquillas debajo del cartel y flechas indicando las taquillas hasta la iglesia. Eso lo hicimos de noche y por la mañana pasaba la procesión de San Roque (creo recordar) por todo el recorrido que se iban anunciando las taquillas y al llegar la cabecera de la procesión a la fachada de la casa de mi abuelo y ver anunciada la corrida, con toros de la ganadería de DON ESTEBAN ALONSO, a celebrar en el corral del mismo ganadero, la risotada fue unánime y hasta el Sr. Cura, DON DACIANO, muy serio él, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por nos soltar la carcajada.
En fín, que son anécdotas realizadas sin malicia, pero dictadas por el ingenio de la juventud para salvar el tedio y aburrimiento de aquellos tiempos.
Rosa Mari, el pueblo donde nacimos mis hermanas Pilar, Conchita y yo, fué Villasarracino (Palencia).
Un fuerte abrazo. Os quiero, Carlos.
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Otra travesura fué poner en la fachada de la casa de mi abuelo (Esteban Alonso)un gran cartel de toros que había traído yo de Salamanca. Habíamos pintado dos taquillas debajo del cartel y flechas indicando las taquillas hasta la iglesia. Eso lo hicimos de noche y por la mañana pasaba la procesión de San Roque (creo recordar) por todo el recorrido que se iban anunciando las taquillas y al llegar la cabecera de la procesión a la fachada de la casa de mi abuelo y ver anunciada la corrida, con toros de la ganadería de DON ESTEBAN ALONSO, a celebrar en el corral del mismo ganadero, la risotada fue unánime y hasta el Sr. Cura, DON DACIANO, muy serio él, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por nos soltar la carcajada.
En fín, que son anécdotas realizadas sin malicia, pero dictadas por el ingenio de la juventud para salvar el tedio y aburrimiento de aquellos tiempos.
Rosa Mari, el pueblo donde nacimos mis hermanas Pilar, Conchita y yo, fué Villasarracino (Palencia).
Un fuerte abrazo. Os quiero, Carlos.
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