Calcula tu ahorro de luz

VILLUSTO: hola carlos! no vi el mensaje al que te refieres. por...

Me llamo Carlos del Alamo, aunque no nací en Villusto, desde muy pequeñín, cuando tuve uso de razón, lo tomé por adopción. Mi madre, ILUMINADA ALONSO, sí que era nacida en ese querido pueblo. Era hija de ESTEBAN ALONSO y de BEATRIZ GÓMEZ, casada con ISIDORO DEL ALAMO. Debido a que mi padre ejercía de maestro en un pueblo de la provincia de Palencia (Villasarracino), yo nací en aquel lugar, al igual que mis dos hermanas, Mª DEL PILAR (PILI) y Mª DE LA CONCEPCIÓN (CONCHITA). Después, aún muy niño, mis padres se trasladaron a Bilbao y en esta querida tierra he crecido y se ha ido desarrollando mi vida. Aquí me casé y tuve dos hijos estupendos. Si Dios quiere, aquí acabaré mi vida.
De Villusto guardo imborrables recuerdos. Desde que nací y hasta que cumplí la mili, he estado yendo todos los veranos, primero con mis padres y hermanas y después, mas de tarde en tarde, solo. Por eso he ido acumulando recuerdos estupendos y que ahora, cuando mentalmente los repaso, los vivo con añoranza y me llenan de nostalgia.
Recuerdo que en casa de mi abuelo nos juntábamos mas de 20 personas, entre niños y mayores. Los niños ajenos a los problemas que pudieran tener los mayores, que sin duda los tendrían, no hacíamos otra cosa que divertirnos y pasarlo bien. Por las tardes nos íbamos a las eras, a montarnos en el trillo y a gozar de aquel ambiente de laboriosidad y también de alergría que reinaba. En más de una ocasión tuve que trillar mientras la gente mayor comía a la sombra del carro o de la ermita, según se trillara en la era de abajo o en la de arriba. Esos momentos de trillar a esa hora, cuando el Sol más calentaba, eran los peores. Entre el calor sofocante que reinaba a esa hora del mediodía y el paso cansino de los bueyes que tiraban del trillo, me entraba un sopor tremendo que hacía que me adormilase y de vez en cuando me espabilaba una voz que procedía de los mayores, que comían a la sombra del carro o de la ermita, para avisarme que uno de los bueyes iba a hacer sus necesidades fisiológicas y yo tenía que recoger los excrementos en un cubo, que a tal efecto se llevaba en el trillo y era con el fin de que la oronda cagada no cayese en la trilla. Esto lo cuento en plan de anécdota para que los chicos de ahora, que lo lean, sepan lo que era parte de la vida en las eras.
Recuerdo cuando al caer la tarde, nos montábamos en la parvadera, una especie de table muy grande, tirada por la pareja de bueyes, para recoger la parva o trilla y amontonarla. Después regresábamos a casa en el carro, cantando y llenos de alegría. Una vez en casa jugábamos al escondite por aquellas dependencias tan enormes que tenía la casa de mi abuelo. De repente se sentía un ruído característico, muy parecido a la sirena de un barco, era el Guarín que hacía sonar un cuerno, con mucha habilidad, anunciando que ya llegaban las caballerías. Casi al mismo tiempo llegaba el pastor con las ovejas, ahí sí que lo pasábamos bien. Nos habían comprado un pucherito de barro para que ordeñásemos y ver quien sacaba mas leche, nunca conseguimos sacar nada. Harta paciencia tenían los mayores, que ordeñaban en serio, para soportarnos.
También recuerdo cuando algunas mañanas o tardes no hacía buen tiempo y no había actividad en las eras, que me mandaban a llevar el ganado a pastar al campo; unas veces me iba hacia Calveras, otras a Moralejos y las más a la Guanera. Allí nos juntábamos bastantes chicos y nos divertíamos de diversas formas: cogiendo moras, cangrejos, y en alguna ocasión, algún racimillo del majuelo de SR. QUINTILIANO. Algunas veces también teníamos nuestras peleas por discusiones sin importancia, pero nunca llegó la sangre al río-
En fin, que todo ello hace un compendio de situaciones vividas que me hacen tener un sentimiento de cariño hacia ese querido pueblo. En alguna ocasión me he desplazado, he hecho un recorrido rápido `por el pueblo, pero solo ha servido para sentirme nostálgico y mal y es que los recuerdos se agolpan en mi cabeza con mucha añoranza, no lo puedo remediar.
A todos los que se acuerden de mí, por ser poco mas o menos de mi edad, (yo me acuerdo de muchos y de sus respectivos nombres) para ellos un fuerte abrazo y para todos los demás un cariñoso saludo. CARLOS

hola carlos! no vi el mensaje al que te refieres. por que este ya es de hace tienpo y ya hicimos algun comentario. no se si estara en otra pagiana, si eso dinos. sigue escribienso historias de estas que me gustan. un saludo desde santander. rosa