En pleno
Camino de Santiago, apenas entrado en la provincia, en una desviación a la derecha de la
carretera de
Burgos a Logroño junto al
río san Julián, que Madoz llamaba “Larriga”, afluente del Tirón, sobre una loma y en terreno desigual, en pleno Camino de Santiago, está ubicado
VILORIA DE RIOJA, a 8 kilómetros de Belorado y 55 de Burgos. Lo acompañan
San Pedro del Monte, el límite con
La Rioja,
Bascuñana,
Castildelgado,
Quintanilla del Monte en Rioja,
Villamayor del Río y
Fresneña, formando corona su alrededor.
Su nombre aparece escrito por primera vez en la documentación del
monasterio de San Millán del Cogolla en el año 1028 y, según declaración de sus pobladores en las respuestas generales del Catastro del Marqués del Ensenada en 1752, pertenecía al señorío del conde de la Conzana.
Habitaban el lugar 104 personas en el año 1848, en dato que nos ofrece Pascual Madoz en su Diccionario geográfico. Había duplicado su población a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, siguiendo la estela de la inmensa mayoría de los
pueblos de la provincia, y presentaba en 1900 un censo de 231 personas. Se mantuvo a buen nivel en la dura primera mitad del siglo XX y contaba en 1950 con 215 habitantes. Y, a pesar del éxodo rural de la segunda mitad del siglo, conserva 62 personas en el año 2000