Un astro, en particular el Sol, está en el ocaso cuando, por efecto de la rotación de la Tierra, atraviesa el plano del horizonte y pasa del hemisferio visible al no visible. Es decir, cuando su altura es cero, pasando de positiva a negativa. En el caso del Sol, ello determina el fin del día. El antónimo de ocaso es orto. El ocaso es llamado también
atardecer o
anochecer.
En el hemisferio norte en
primavera y
verano el Sol se pone entre el Oeste y el Norte (declinación positiva); en
otoño e
invierno su ocaso es entre el Oeste y el Sur (declinación negativa). Simultáneamente, en el hemisferio sur en otoño e invierno, el ocaso es entre el Oeste y el Norte, y en primavera y verano entre el Oeste y el Sur. Las estrellas circumpolares no tienen ocaso ni orto.
Atardecer.-cuando el sol se esconde
Anochecer.-cuando la luna sale
A veces la luna sale, pero el sol no se esconde. En este tiempo, ¿se usa atardecer o anochecer
"Atardecer" es cuando empieza a ser "tarde", es decir, cuando se va acabando el día y el sol empieza a acercarse al horizonte.
"Anochecer" es cuando entra la "
noche", cuando la luz del sol empieza a desaparecer.
Atardecer el sol cae, anochecer ya no hay sol pero si luz, dando paso a la noche
Atardecer es que llega la tarde o que llegan las últimas horas de la tarde. anochecer es que se hace oscuro,
Mientras el atardecer es el momento del día en que la luz solar comienza lentamente a desaparecer, el ocaso y el anochecer son momentos de mayor oscuridad en los que no hay luz natural y que terminan con el siguiente
amanecer, es decir, cuando el sol vuelve a salir.
Al margen izquierdo del
río Cubillo, en una
carretera interior que une por
Villamayor de los Montes la nacional I con la que lleva de
Burgos a
Villahoz por
Arcos de la Llana, y en terreno desigual, localizamos a
ZAEL, a 14 kilómetros de
Lerma y 30 de Burgos.
Le prestan límites y compañía
Santa Cecilia, Villamayor de los Montes,
Villaverde del Monte,
Revenga de Muñó,
Mahamud y Villahoz. El 7 de mayo de 1148 aparece su nombre escrito por primera vez en el fuero de Lerma, como “Safael” y el Marqués de la Ensenada recoge en las respuestas generales de su célebre Catastro las declaraciones de sus pobladores en 1752 que afirmaron pertenecer al señorío de la ciudad de Burgos y pagaban también tributos al rey; era, pues, también lugar de realengo.
Contaba en 1848, según consta en el Diccionario geográfico de Pascual Madoz, con 183 habitantes. En sintonía con la inmensa mayoría de los
pueblos de la provincia, creció a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX hasta llegar a 385 personas en el año 1900. Aunque levemente, siguió creciendo en la tormentosa primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de 399 habitantes. Y, superados los más fuertes embates de la emigración, termina el siglo con 140 personas en el año 2000