Gran trabajo. Enrique Alonso. He aprendido mucho, tanto sobre la
torre de
Tagarrosa en la que he estado dentro y he comido pichones de su
palomar ya que estuve labrando para Ciano, su dueño. Tenía una hija, que por entonces tenia unos diez años. He pasado varias veces junto al lugar, y creo que esta abandonado. Respecto a la Turrielde. Teníamos una pequeña
finca de baja calidad, que iba desde el
camino a lo alto. En la parte alta, al labrar, salían pequeños cascotes que parecían ser de ladrillos.
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