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ZUZONES: Hipérico o Hierba de San Juan (Hypericum perforatum)...

Hipérico o Hierba de San Juan

(Hypericum perforatum)

El hipérico crece en prados soleados y secos, en colinas soleadas y en bosques poco frondosos. Sus flores amari­llas y estrelladas florecen alrededor del día de San Juan (el 24 de junio), es decir, cuando el sol alcanza su punto mas alto y los días son los más largos del año, de ahí el nombre con el que es conocido en casi todos los idiomas: Hierba de San Juan; aunque he de deciros que cuando llegué a la Alpujarra por primera vez cometí el error de esperar a recolectar el hipérico en San Juan como manda la tradición y me di cuenta que en el sur de España, la tradición europea no funciona. En esta zona la recolección del hipérico es aconsejable que se adelante a finales de mayo o principios de junio, no sea que por seguir la tradición recolectes en San Juan hipérico mustio, que será muy ortodoxo pero poco medicinal.

El nombre latino añadido, perforatum (perforado), hace referencia a los pun­titos negros que se encuentran sobre las flores y las hojas. Sin embargo, no se trata de agujeros como se creía anti­guamente, sino de diminutas glándulas llenas de hipericina, una sustancia colorante roja. Una buena manera de comprobar que la planta que has recogido realmente es hipérico, es fijándote si tus dedos se manchan de un rojo profundo (casi negro) cuando frotas entre ellos una flor o una yema de la planta.

El hipérico es la planta medicinal más importante para el sistema nervioso. Por sus efectos tranquilizantes, se utiliza frecuentemente en infusiones tranquilizantes y para dormir, pero principalmente actúa como «reforzante» sobre todo el sistema nervioso.

Recientes descubrimientos han demostrado que el hipérico es una planta antidepresiva de efectos probados, pues la hipericina, su principal sustancia activa, actúa igual que los llamados inhibidores de la monoaminoxidasa de los estimulantes químicos del estado de ánimo, pero sin inhibir el sistema nervioso central. También se sabe que esta sustancia mejora la respiración celular, que es uno de los procesos importantes del metabolismo, ya que cuando está alterada, como ocurre con las células cancerosas, constituye un gran peligro para la salud.



Otros estudios recientes han demostrado que el hipérico es hepatoprotector (es decir, protege el hígado del daño que determinadas sustancias tóxicas puedan provocarle, lo que paradójicamente provoca que el hipérico bloquee la acción de determinados fármacos inmunodepresores y anticonceptivos ya que los identificaría como contrarios a la vida) y además es antivírico.



En general es considerada desde la antigüedad como una planta vitalizadora, por lo que fue identificada en la alquimia medieval con el Sol y con Marte. En la botánica de la antigüedad y particularmente en la espagiria, existía la costumbre de identificar las propiedades terapéuticas de las plantas medicinales de acuerdo a lo que se conocía como sistema de signaturas al que dedicaré en breve un articulito para los que estéis interesados.



Os diré como adelanto que para los alquimistas las mismas fuerzas que gobiernan el universo y los astros, gobiernan toda la naturaleza por lo que los mismo signos que se encuentran en los planetas y que nos hablan de sus cualidades, se encuentran en todo aquello que tenga cualidades similares. Por ejemplo: el Sol es masculino (o yang), vitalizador, regenerador, da calor y alegría. Por lo tanto, todo aquello que de alguna forma se parezca al sol: forma, color, cualidades físicas o simbólicas, tendrá alguna de sus cualidades. Igual para Marte, sinónimo de impulso vital, defensa y ataque ( sistema inmunológico) y agresividad.



Curiosamente las cualidades medicinales de las plantas catalogadas por este sistema, en poco han variado al ser revisadas desde la óptica científica moderna limitándose en todo caso la farmacología a confirmar o ampliar los descubrimientos realizados. En otras palabras, el farmacólogo moderno lo único que ha hecho de diferente respecto al espagírico antiguo es sintetizar una molécula (a la que en este caso ha denominado hipericina) a la que considera responsable de la actividad medicinal del hipérico. Molécula que por otra parte cuando es aislada y reproducida, ni de lejos llega a la efectividad terapéutica de la planta entera. Igual los espagíricos antiguos tenían razón cuando decían que lo que cura de una planta no es su sustancia sino su alma o quintaesencia.



Pero dejemos a un lado por el momento lo especulativo y volvamos al terreno de lo práctico.



La aplicación interna




La infusión o la tintura de hipérico es el mejor remedio para los trastornos neurovegetativos (para entendernos, palpitaciones, taquicardias, temblores, altibajos en el estado de ánimo, inestabilidad nerviosa, etc), para los estados de­presivos, para el miedo y para la intranquilidad nerviosa así como para estimular el sistema inmunológico. Es cierto que la infusión o la tintura se ha de tomar varias veces al día durante semanas, o incluso meses antes de po­der notar sus efectos, , pero éstas tienen una serie de venta­jas sobre los psicofármacos que se administran habitualmen­te para mejorar el estado de ánimo, pues carecen de los efectos secundarios sobre el sistema nervioso central, y no presentan el peligro de la adicción de estos últimos aunque he de aclarar que en el caso de que esta planta esté mezclada con otras o estuviese preparada a la manera espagírica, no tendría nada que envidiar en cuanto a rapidez y efectividad con los psicofármacos pero sin los efectos secundarios que estos tienen.



En los casos que una persona ha de superar situaciones como la muerte de un familiar, una separación o el divor­cio, exponiéndose consecuentemente al peligro de una de­presión, no hay mejor sustancia que el hipérico. En estas circunstancias deberían tomarse entre tres y seis tazas de infusión al día y, además, veinte gotas de tintura tres veces al día, pudiendo tomar 20 gotas tres veces al día sin infusión en el caso de tratarse de una tintura espagírica.



La infusión de hipérico, mezclada a partes iguales con lúpulo y melisa también se recomienda para comba­tir los cambios del estado de ánimo de origen hormonal que se pueden producir durante el climaterio (menopausia). La melisa es una planta medicinal muy interesante que podemos también encontrar en la Alpujarra donde se la conoce como limonera y a la que en breve dedicaré otro articulito. Lamentablemente está desapareciendo de amplias zonas donde se la rocía con herbicidas.



La planta ayuda igualmente a equilibrar los trastornos vegetativos en personas sensibles a los cambios del tiem­po (atmosférico). A las personas mayores que se sienten ais­ladas y desesperadas en su soledad, la cura con infusión de hipérico les devuelve la alegría de vivir. En este caso, habría que combinar la infusión con Espino Blanco (también muy abundante en la Alpujarra) y meli­sa.



Tanto los niños como los adultos con dificultades para concentrarse pueden beneficiarse también de las infusiones de hipérico con melisa. Esta mezcla tiene un sabor excelente, por lo que es ideal para el desayuno, antes de ir a trabajar, a clase o a un examen.



Puesto que el hipérico hace que aumente la fotosensibilidad, las personas sensibles a la luz —sobre todo las de piel muy blanca— pueden presentar irritaciones en la piel parecidas a quemaduras solares, o reaccio­nes alérgicas al sol, si durante el tratamiento con hipé­rico están expuestas a las fuertes radiaciones solares, aunque en la práctica no conozco de ningún caso en que esto haya ocurrido. Probablemente se haya dado algún caso en personas sometidas a tratamientos masivos de rayos UVA. No obstante, hay que señalar la existencia de este peligro, sobre todo si uno se somete regularmente a sesiones de bronceado. Durante la cura con hipérico debería evitarse.



La siguiente receta es la de una infusión para reforzar el sistema nervioso, muy adecuada para tomar en casa. Las personas muy estresadas por su trabajo podrían mejorar su situación si en vez de café, que pone más nervioso aún, tomaran esta infusión en las pausas o descansos.



Infusión reforzante para los nervios



Hipérico 50 g

Hojas de melisa 25 g

Pasiflora 10 g

Flores de lavanda 5 g



Poner una cucharadita colmada en una taza, verter agua hirviendo, dejar reposar 10 minutos y colar.




Aceite de hipérico




A diferencia de la infusión y la tintura, para las que se emplea toda la planta, no ocurre lo mismo con el aceite de hipérico, para el que se aprovechan únicamente las flores frescas en su preparación.



Para su elaboración, en un bote de cristal se pone un buen puñado de flores recién cosechadas, se vierte aceite de oliva de calidad encima, hasta que estén cubiertas, y se cierra el bote. Tras una cuarentena de reposo expuesto al sol, el aceite adquiere una profunda tonalidad rojiza. Es entonces cuando se exprimen las flores. Curiosamente, el aceite no se vuelve rojo con luz artificial, sino sólo cuando está expuesto de forma directa a las radiaciones del sol, lo que, junto a otros factores observados también, indica que mantiene una estrecha relación con el astro rey como ya he comentado con anterioridad.





La aplicación externa



El aceite de hipérico favorece la curación de las quemaduras leves y las producidas por el sol, y también se ha mostrado eficaz aplicado en forma de fricciones externas para combatir las dermatosis, el herpes y los eccemas crónicos, que reaccionan positivamente a las radiaciones solares. En este sentido, resulta lógico que el hipérico pueda, por un lado, producir irritaciones en las personas sensibles a la luz, y, por otro, combatir los estados depresivos, precisamente más frecuentes cuando hace mal tiempo y en las épocas menos soleadas del año, que no cuando hace un tiempo espléndido. Todo ello nos demuestra una vez más la asombrosa exactitud del sistema de signaturas.



El aceite de hipérico también se utiliza para curar las he­ridas demostrándose también altamente efectivo en el tratamiento del endurecimiento muscular crónico, de la ciática y del lumbago con compresas de aceite de hipérico; compresas que también son una remedio rápido y eficaz contra la neuritis y los dolores musculares que se pueden sentir por las mañanas en el cuello.



Para la preparación de esta compresa se echan unas cucharadas de aceite de hipérico en un recipiente pequeño y se calientan (¡el extracto no debe hervirse nunca!). Se empapa un trozo de algodón en el líquido y se aplica sobre la parte dolorida. (Compruebe primero que el aceite no está demasiado caliente.) Coloque un paño sobre el algodón y cubra la parte afectada del cuerpo con una tela o una bufanda caliente (si lo que le duele es la nuca o los hombros, póngase una camiseta estrecha).



La aplicación interna



El aceite de hipérico también se puede aplicar internamente cuando se padece un catarro gastrointestinal o cuando se acusan los efectos de una comida pesada. Puede incluso ser la solución a los estreñimientos crónicos, ya que el aceite hace que las heces endurecidas puedan deslizarse con mayor suavidad. Cuando la mucosa estomacal o duodenal está irritada, el aceite de hipérico puede aliviar o incluso curar esta enfermedad.



El único problema es que el sabor y el olor del aceite de hipérico son un tanto particulares, y cuando se toma a cucharaditas suele repetir bastante tiempo. Por ello, recomendamos tomar cápsulas de aceite de hipérico para las aplicaciones internas, ya que se disuelven al llegar al intestino delgado, con lo que uno se ahorra su sabor.



El gran médico, reformador y alquimista Paracelso, padre de la espagiria, canta en sus escritos médicos las alabanzas al hipérico, y describe los efectos antidepresivos y las diferentes formas de preparación y aplicación de la planta. Cuando uno lee con qué entusiasmo recomendaba el hipérico, en los siglos XV y XVI, no puede evitar la tentación de probarlo.