Aquella tarde, el sol brillaba pero no calentaba.
Al final cuatro gotas escasas hicieron aparecer el
arco iris.
La
plaza, llena.
La gente formaba corrillos, charlaba, reía.
Gente
joven, gente reencontrada.
Caras alegres, con una inmensa sonrisa.
También vi gente colgada del vacío, absorta en su mundo.
¿Y, tú, memoria, dónde estás?
Los que vinieron de tan lejos, entre absortos y aburridos, miran el aire. Arropados de sus sueños, deseos y realidades, se guardan en lo más hondo de su ser, lo
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