Su nombre proviene de su situación en el
puerto de los «
Montes Erbaseos» o "Arbisse", como los menciona el Abad de la
Colegiata en un documento del siglo XIII. Pero se ignora de modo concreto la fecha exacta de la erección de la Colegiata. Don Ramón Menéndez Pidal afirma que se fundó en 1075. El profesor Uría Riu sostiene que debió fundarse entre los años de 1096 y 1103.
En principio se fundó la Hospedería y la Colegiata de
Santa María de Arbas, que había de servir de
refugio a los caminantes y peregrinos que, desde el
Camino de Santiago, se desviaban a Oviedo para visitar la Cámara Santa.
En época prerromana, estos términos pertenecieron a la tribu astur de los selmos, o selmores, cuya capital se llamó Nardinium. Pero en tiempos de Nerva, legado de Roma, se cambió el nombre a la zona. En honor de Nerva la zona recibió el nombre de Montes Nervasios, denominación que fue cambiando a Erbasos, Ervaseos y... finalmente Arbas.
Para el emplazamiento del
santuario se eligió una pequeña explanada a la orilla izquierda del
río Bernesga, junto a un copioso manantial.
Fundado Arbas,
monasterio y
hospital, pronto fue objeto de la piadosa atención de los monarcas, de los nobles e incluso del
pueblo llano. De tal forma que, durante el siglo XII y primera mitad del XIII, Santa María de Arbas consigue un extenso patrimonio territorial y una amplia gama de privilegios, derechos y jurisdicciones. Así, en 1118, recibe el hospital una viña en Mansilla.
El 26 de mayo de 1123, pasa por Arbas el príncipe Alfonso Raimúndez, hijo de la reina doña Urraca, y hace donación al abad y al hospital la villa de Villar y otras heredades.
En 1153, el abad de Arbas, otorga carta puebla, concediendo exenciones y privilegios a cuantas personas quisieran establecerse allí. A partir de aquí el lugar pasó a llamarse población.
El monasterio de Arbas llegó formar un importante señorío eclesiástico. Tuvo jurisdicción, además de en el propio pueblo de Arbas, sobre otros tanto de
Asturias como de
León: Casares, Cubillas, Pendilla, Tonín,
San Miguel del Río, Vega la Mosa y Viadangos.
Su dominio se prolongó hasta la cuarta desamortización de Madoz en 1866. En ese momento la Colegiata fue abandonada y los canónigos desaparecieron.
Tal vez, una de las causas principales que marcan la decadencia de Arbas es la mala administración de los canónigos, comenzando por los propios abades, que se ausentaban de ella con demasiada frecuencia. Los canónigos, carentes de dirección, no supieron velar por sus derechos y propiedades. En ocasiones desconocían muchas de ellas o ignoraban sus límites.