Hoy, día de
San Andrés, no sé por qué, pero afloró en mi mente aquel refrán de -"por San Andrés, el vino nuevo viejo es"- y, como consecuencia, fluyeron más y más recuerdos relacionados con
costumbres locales y vivencias juveniles personales en torno al preciado líquido. El recuerdo de una de estas vivencias dio lugar al siguiente trabajillo, que constata un hecho real.
El gallo de
Felicidad
Es
costumbre en el lugar,
en diarios y en festivos,
el merendar en la
cueva,
si es posible con
amigos.
Satisfecho y muy ufano,
¡quiquiriquí!, cantó el gallo
tras haberse solazado,
cumplido firme y sin fallo.
Tras haber quedado exhausto,
para mejor dormitar,
volaba al palo más alto
del cobertizo
corral.
En la placidez del sueño
un varal lo descolgó
y, sin permiso del dueño,
hasta una cueva llegó.
En tertulia unos amigos
del asado dan razón,
degustando excelsos vinos,
como es costumbre en
Ardón.
Corren bulos por el
pueblo:
Unos dicen que gitanos...,
otros que garduñas fueron...
Los trinchantes... ¡son paisanos!
Con un especial recuerdo para los componentes de mi pandilla y para los grupos de amigos que aún siguen practicando esta costumbre (me refiero a la de merendar en la cueva, no a la de usar un varal...) ¡Que no decaiga! ¡Salud!
Aprovecho para felicitar a los Andreses.
Un paisano de Sabino Ordás.