Cuando recibí la
foto que ahora cuelgo, consciente de que -si diera un
paseo vespertino por el
pueblo hoy- sería difícil que me encontrara con alguien por la
calle, me entretuve pensando en la estructura que en ella se reproduce y la circunstancia de la soledad de mi paseo. Fue imposible quitar de mi mente a la cantidad de personas del pueblo que viven en soledad día tras día. De la reflexión surgió lo siguiente:
Cambios 2
Ha vuelto el silbo del viento
portando nuevas noticias;
con ellas..., ¿termina el sueño?,
¿vuelve, terca, la estulticia?
Saltan chispas en los medios
con su carga de malicia:
Son patentes los narcisos,
espontáneos y rendidos,
los controvertidos tercos,
criticones sempiternos,
y los maduros pacientes,
expectantes indolentes,
amén del primer actor,
el silbo delatador,
que con fervor es seguido
por ignaros y advertidos.
Y la novia del estío,
la brisa de amargacena,
que siempre aprovecha el cambio...,
¿también tu obra condena
por olvido o desvarío,
contraviniendo la norma
del par sentir del gentío?
Cual herrero muy avezado
que paciente bate
el hierro,
el zumbo de la rasera
cuerdo adagio lanza al viento:
-"Si algo se empieza..., ¡se acaba!;
mejor hoy, que no mañana."
En la confianza de que interpretéis mi aportación, como la simple manifestación de mi opinión, os remito un cordial saludo a todos.
Un paisano de Sabino Ordás.