Es difícil -por no decir imposible para un humano- precisar a qué enjambre pertenezca una abeja que podamos ver en el
campo. En este caso, quiero suponer que, ésta de la
fotografía, perteneció al que hubo en la
torre de
San Miguel, al cual servía de
colmena un hueco que había en la pared norte, el cual había sido dejado por una biga de madera que la carcoma y la podredumbre habían hecho desaparecer y estaba situado a dos tercios de la altura de la torre, pues la fotografié en la pradera que había entre el reguero y el
huerto del "tío Juan".
Al margen de esto, quiero destacar que, en el mundo de las abejas, al que desde los orígenes de la civilización se le ha atribuido todo tipo de virtudes, la colmena ha sido considerada como el modelo de sociedad ideal, ¡su organización está basada pura y exclusivamente en el trabajo!, y sus productos -cera y miel- utilizados como soporte de multitud de metáforas positivas.
Podríamos reseñar la simbología que cada cultura le ha dado a las abejas, desde la egipcia que las consideró nacidas de las lágrimas de "Ra" Dios del Sol -al caer al suelo se transformaban en abejas- y eran representadas como símbolos del alma, decorando las tumbas como imagen de supervivencia de ésta después de la muerte, hasta el momento en que Napoleón elige a la abeja, juntamente con el águila, como emblema del imperio y, cuando fue consagrado emperador, "la abeja" suplantó a "la
flor de lis" de los
escudos de los reyes, incluido el suyo imperial.
Pero, dada la prolijidad de hacerlo, para no cansaros termino incluyendo aquella metáfora de A. Machado, donde la colmena es la imagen de la esperanza que simboliza la posibilidad de transformar el pesimismo en alegría:
-"Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas
blanca cera y dulce miel."
Con una especial dedicación al enjambre local: "el Concejo".
Un cordial saludo para todos.
Un paisano de Sabino Ordás.