¡Hola, a todos!
De su gran porte, hoy reducido, hablan las ramas secas que sobresalen; muchos años lo vi colmado de
frutos, fue muy generoso. Ahora, en su abandono, languidece y espera el alivio de un hortelano que cuide de él, pero..., los
campos, los
senderos, los viejos y los sueños... son, hoy por hoy, abandonados.
Para mí es el fiel
reflejo de lo que está ocurriendo con el
pueblo, como si fuera un símbolo del mismo. Le dedico la siguiente composición:
El símbolo
De su porte, hoy poco airoso,
nos hablan sus atalayas,
esbeltas, secas, muy largas:
siempre fue muy ostentoso.
Mas precisa ¡ay! la caricia
de una mano generosa,
aunque fuere codiciosa,
que le trate con pericia.
Solo, sueño en soledad...
campos, productos, labores...,
mas no ensueño emprendedores;
vuelvo raudo a la verdad:
los campos son adilados,
borrados son los senderos,
las promociones, los sueños...
sencillamente... ¡ignorados!
Espero vuestros comentarios.
Un cordial saludo para todos.
Un paisano de Sabino Ordás.