¡Hola a todos!
Por
costumbre en mí arraigada, cada vez que voy al
pueblo visito "el Charco Nando"; el pasado 22 de agosto la visita fue decepcionante: el charco había sido arrasado, así como algunos muros de contención de la erosión por avenidas de
agua y cimientos de paredes de
huertos colindantes, amén de hacer un cauce para el caudal del reguero a todas luces desproporcionado por lo excesivamente amplio e innecesario, supongo que con el fin de eliminar la vegetación arbórea que crece espontáneamente y con mucha fuerza en las riberas colindantes; método inutil, Srs. Ingeniero, Perito y Político de turno en el organismo correspondiente que ordenó tal despropósito, a la vista de los numerosos brotes de nuevas plantas que con fuerza retoñan, como se puede apreciar en la
fotografía, las cuales volverán a campar a sus anchas a más velocidad de la deseada.
Recuerdo que, cuando los rebaños de
ovejas y
cabras pastaban por estas riberas, éstas siempre estaban limpias y transitables: hoy sigue habiendo al menos tres rebaños en el pueblo.
Para más "inri" los restos de vegetales cortados o arrancados, la cosa se hizo a lo grande, se dejaron abandonados "in situ": quizá haya que entender ahora el significado de "limpiar", como cortar lo que sobre -en este caso
árboles, algo hermoso por
naturaleza- y dejar sus restos abandonados al lado de donde crecieron, para que se conviertan en basura, algo ciertamente menos hermoso.
Por cierto, esto no solamente ocurre con los restos de vegetales de las riberas del reguero. ¿...?
Como tributo a la inmolación absurda de dicho charco, de regreso a
casa me sentí motivado y surgió lo siguiente:
Adios al "Charco Nando"
¡Oh, "Charco Nando" maltrecho!
¡Ayer un sitio adorado,
hoy despojo por desprecio,
por ignorancia y defecto!
Del ribazo en la pradera,
todo atención y muy quietos,
la caña apuntando al
cielo,
flotando en el agua el corcho
-fiel testigo y delator
de caricias de tanteo
y del profundo tirón
cuando el pez traga el anzuelo-
deparaste sin denuedo
gozo de tardes gloriosas
para los niños del pueblo.
¡Oh, "Charco Nando" maltrecho!
¡Ayer un sitio adorado,
hoy despojo por desprecio,
por ignorancia y defecto!
Guiado de mente humana,
por ignorante atrevida,
un monstruo de duro acero
remodeló tus riberas
y las cercas protectoras
de colindantes ponjales,
cuando horadó sus entrañas
y arrasó el charco del cauce.
¡Ay, de la palera grande
y las
piedras del desagüe,
por do discurría el
sendero
-corredor de las riberas-
dando saltos al reguero!
¡Ay, del largo sendero!
¡Ay, del propio reguero!
¡Oh, "Charco Nando" maltrecho!
¡Ayer un sitio adorado
hoy despojo por desprecio,
por ignorancia y defecto!
Un cordial saludo para todos.
Un paisano de Sabino Ordás