¡Hola!
Con esta
foto que hoy cuelgo, un ejemplo más de abandono, y en este caso hasta sus últimos dueños se han ido del
pueblo, espero ilustrar otro trabajillo que ha surgido en estos días en que me estoy quedando en
casa.
A propósito de la foto decir que en sus buenos tiempos (cuando tenía tapias y
puerta de acceso y se sembraba) este cercado producía herrén (forraje de avena, trigo, cebada...) que se cortaba verde en
primavera para alimento del
ganado. Más de una vez vi a Marcelino, el criado del dueño y posteriormente propietario del herreñal, llevar a cuestas, bien atada con una cuerda fuerte, una carga de dicho forraje por la
calle los Ponjales arriba.
El rular del tiempo
Fue una vez un lisonjero,
que a son de medias verdades
platicando con contrarios,
de escasas capacidades,
procuró ser él primero.
Investido de galones
porta la vara de mando:
él ya toma decisiones,
puede seguir ensoñando...
y planteando las cuestiones.
A su ritmo rula el tiempo,
proponiendo, disponiendo...,
mas no cuajan las jugadas,
le falta a la vela el viento
y el compás a las remadas:
¡el
barco no avanza nada!
Olvidadas las lisonjas,
también las medias verdades,
cual si faltara el tempero,
niega el
fruto la toronja.
Ya, evidentes las mentiras
y tácitas veleidades,
surgen del palo las iras,
quita al niño los pañales
y nos muestra sus beldades:
quebranto de compromisos
(claro signo de bajeza)
chaqueteo y transfuguismo
(plenitud de desvergüenza)
insulto verbal grosero
(rotundo y seco: -" ¡joderos!"-
con corte de manga incluido,
claro acto de odio rastrero)
hacia los dos postergados
(únicos dignos de halagos).
Pero, " ¿éstas son las cuestiones?
¿son éstas quizá razones?",
se pregunta el personal
que, en decir tradicional,
suelta un -"Sí, por los cojones"-.
Fatuo resultó el engaño:
Esta mesnada de hogaño
valida la de hace un año
en el sentir del rebaño.
Saludos.
Un paisano de Sabino Ordás