A Tino
Con azada y
aguas mil
acorazonadas pipas
sembró Tino en su
jardín.
Palomina y tierra fértil
maduraron las semillas
que dieron vida al morir.
Verde y oro, oro y verde...
Y matices carmesí,
de las perlas de rocío,
en las mañanas de abril.
Fibras jugosas, muy dulces;
confitura deliciosa:
el manjar de aquel jardín.
Sin embargo...,
amigo Tino:
-"calabazas sin reprimo,
pero, ¿el
palomar?... ¡que destino!"
Un saludo vecino.
Un paisano de Sabino Ordás.