El
Campanario.
Sobre el cerro del
Castillo,
dominando el
caserío,
identificas a un
pueblo
que se cobija a tu abrigo.
En recuerdo de otros tiempos,
conservas un muro esbelto,
que se dota de artilugios,
que a tí te hacen vocero.
Con los toques de
campanas
le comunicas al pueblo
noticias y aconteceres,
ya dolores, ya placeres.
Si va de
fiesta, volteo.
Un tammm... tammm..., lánguido y lento,
rasga el corazón por dentro,
pues lo que se anuncia es duelo.
La vecera, cada día,
a su tan, tan, tan..., salía
y, si un animal moría,
un toque a carne emitían.
Al devastar de las llamas
sale al paso la
campana
y, a su ocasional llamada,
acude la gente llana.
Cuando hay grandes festejos,
los toques de gloria suenan,
cuatro campanas voltean:
Llevan la noticia lejos.