Mera ilusión.
Agua limpia, arena fina,
fresca umbría de chopera,
verde alfombra de pradera,
suave ondulación de colina.
En las balsas del reguero,
de palomas los arrullos,
de las
aguas el murmullo
y los trinos del jilguero.
Paraje alegre y abierto,
pleno de sol ardiente...,
en lo que hace a la gente,
siempre se encuentra desierto.
Del pedáneo de ocasión,
despertó el interés un día,
pues con imaginación veía
aquí la
playa de
Ardón.
El lugar y su patente
promocionó con ardor,
para ganarse el favor
de los que estaban enfrente.
El agua, sigue su curso;
la arena, quieta, sin uso.
No es tan fácil, presidente:
hay que contar con la gente
Un paisano de Sabino Ordás.