La
fotografía muestra el aspecto que presentaban las
huertas de "Las
Capillas" tras la catástrofe ecológica que provocó la sequía de todos los negrillos (hasta el Negrillón de Boñar, emblema de la villa, se secó). La descripción idílica que hago a continuación trata de reflejar la imagen que, en mi recuerdo, ofrecían estas huertas en un tiempo anterior, cuando los negrillos eran esbeltos y rebosaban vida.
Huertas de "Las Capillas"
Una ladera de
Ardón
entre gorjeos y trinos,
de jilguero y ruiseñor,
altos negrillos y chopos,
zarzas, arbustos de espino...
y el bullicio del gorrión.
Sotobosque,
fuente de
agua
y regatos de ¨esparsión¨.
Todos los tonos del verde,
sin olvidar el marrón,
los amarillos y azules,
que vibran en suspensión,
con transparencias de tules
por el rumor de las hojas
y los
reflejos del sol.
Margaritas, campanillas...
alfombra de mil
colores,
suave como el algodón,
do rebuscan con esmero
el negro mirlo silbón
y la abubilla listada
de penacho y mal olor.
Cardos e hinojos se alternan
festoneando un
sendero
que blanquea y serpentea
desde la
calle al reguero.
Flores, aromas, colores,
susurro, reflejos, trinos,
fulgurantes tornasoles...
embelesan los sentidos.