Con motivo de la panorámica que recoge esta
foto, sacada desde la cuesta
San Pedro, y que representa una extensa zona del
campo que, no hace muchos años, se cultivaba, cada vez que la miro, siempre me viene el recuerdo del tipo de labrador que lo trabajaba:
Labrador viejo
La constante es en el campo
trabajar de sol a sol
sin alivio ni descanso
y empapado de sudor.
Preparado está el terreno
y es tiempo de sementera,
tras la yunta el aparcero
en la faena se esmera.
Atableada ya la tierra
todo depende del
cielo...
La mies madura se siega
presagiando un gran muelo.
Ya el balagar en
la era
se extiende para su
trilla,
culminando la faena
cuando la parva se limpia.
A la caída del día
canta alegre el aparcero:
Con la cosecha en las quilmas
va
camino del
granero.
Hay otras muchas faenas,
que realiza el labrador,
que al terreno le encadenan
y le exprimen el sudor.
Preparado está el terreno...
vuelta otra vez a sembrar...
volver a mirar al cielo...
y hasta el estío... esperar