Nevada del día 22 de enero de 1.951. Representación onírica y desdcripión de la misma, medio siglo después.
Nieva
Silenciosa, suave, constante...
Con dulzura..., cae la
nieve.
Blanco el suelo, el
cielo blanco...
Se humilla el ramaje,
el pájaro se guarece.
Reina la paz, el sosiego...
¡Hasta el silencio se oye!
No hay olores, no hay
colores...
Nada en el
campo se mueve...
¡Sólo!... los copos de nieve.
Plácida monotonía;
remanso de paz interior.
Ondulan recuerdos gratos,
vivencias, ilusiones...,
algunas desilusiones.
Divagan los pensamientos:
ora recuerdos de infancia,
ora preludios de ausencia...
Humanos presentimientos;
ninguna clarividencia.
Silenciosa, suave, constante...
Con dulzura..., cae la nieve.
Despierto, sin darme cuenta,
de un sueño plácido y leve:
nada alrededor se mueve...
Sigue cayendo la nieve.