Amigo/a "A orilla del Esla"
Esta fotografía que has colgado ultimamente, cada vez que la miro, me traslada a mi infancia. La casa central me evoca muchos y muy agradables recuerdos. Con tu permiso voy a comentar algo sobre la misma.
En su momento se caracterizó por ser la panadería, el estanco, la barbería y la residencia de la maestra de las niñas del pueblo. ¡Casi nada!
Como desconozco la edad que tienes, no se si recordarás a las personas que en ella se movían o si habrás oído hablar de ellas: Julia, la panadera, Dña. Prudencia, la maestra, Aurora, sobrina de las anteriores, la que despachaba, y Vicente y Julián que afeitaban y cortaban el pelo. Una vez al trimestre acudía allí el cura, D. Antonio, para hacer las hostias que, después, eran consagradas en la misa y repartidas a los comulgantes.
Esta casa siempre fue un objetivo interesante para los ladrones, pues tenía un "bucarón" en la parte trasera, lateral derecha, que permitía el acceso a la misma facilmente a través del pajar. A principios de los años cuarenta del siglo pasado, mientras las mujeres rezaban el rosario en la iglesia y los hombres jugaban la partida en el bar el domingo por la tarde, sustrajeron los dineros de la caja del estanco hasta tres veces. Consiguieron descubrir y atrapar al ladrón, a la tercera, pues Julia y Faustina, la vecina de la casa de la derecha, montaron guardia desde la cocina de esta última, ya que con los cuarterones de la ventana entornados ellas veían sin ser vistas.
A finales de los años cuarenta, años de hambre todavía, por el mismo atajo, un sábado de marzo por la noche, se llevaron toda la matanza resultante de una cochina de 18 arrobas que tenían colgada en la cueva interior de la casa. En esta ocasión acudieron 16-18 guardias civiles de Villamañán, Valdevimbre y León e hicieron indagaciones, pero..., no descubrieron al ladrón.
En la confianza de que estos comentarios puedan agradarte y no los consideres una intromisión, te los remito como información curiosa.
Un cordial saludo.
Esta fotografía que has colgado ultimamente, cada vez que la miro, me traslada a mi infancia. La casa central me evoca muchos y muy agradables recuerdos. Con tu permiso voy a comentar algo sobre la misma.
En su momento se caracterizó por ser la panadería, el estanco, la barbería y la residencia de la maestra de las niñas del pueblo. ¡Casi nada!
Como desconozco la edad que tienes, no se si recordarás a las personas que en ella se movían o si habrás oído hablar de ellas: Julia, la panadera, Dña. Prudencia, la maestra, Aurora, sobrina de las anteriores, la que despachaba, y Vicente y Julián que afeitaban y cortaban el pelo. Una vez al trimestre acudía allí el cura, D. Antonio, para hacer las hostias que, después, eran consagradas en la misa y repartidas a los comulgantes.
Esta casa siempre fue un objetivo interesante para los ladrones, pues tenía un "bucarón" en la parte trasera, lateral derecha, que permitía el acceso a la misma facilmente a través del pajar. A principios de los años cuarenta del siglo pasado, mientras las mujeres rezaban el rosario en la iglesia y los hombres jugaban la partida en el bar el domingo por la tarde, sustrajeron los dineros de la caja del estanco hasta tres veces. Consiguieron descubrir y atrapar al ladrón, a la tercera, pues Julia y Faustina, la vecina de la casa de la derecha, montaron guardia desde la cocina de esta última, ya que con los cuarterones de la ventana entornados ellas veían sin ser vistas.
A finales de los años cuarenta, años de hambre todavía, por el mismo atajo, un sábado de marzo por la noche, se llevaron toda la matanza resultante de una cochina de 18 arrobas que tenían colgada en la cueva interior de la casa. En esta ocasión acudieron 16-18 guardias civiles de Villamañán, Valdevimbre y León e hicieron indagaciones, pero..., no descubrieron al ladrón.
En la confianza de que estos comentarios puedan agradarte y no los consideres una intromisión, te los remito como información curiosa.
Un cordial saludo.
¡Hola, paisano de sabino ordas!
De la casa multiuso de la calle del Pozo, recuerdo haber entrado y ver la silla de la barbería, pero ya no estaba habitada y que me llevaron en el portabultos de una bicicleta desde la calle de los Ponjales.
A los nombres que tu reseñas yo añado a Cesáreo barbero y Mauricio practicante, hermanos de Julia y Dª Prudencia.
Lo de los robos no los tenía en el recuerdo de haberlos escuchado en ninguna tertulia de recuerdos, hechos, andanzas, aventuras, etc… que se contaban, se cuentan ¿se contaran?, de las gentes del pueblo en las casas, en las bodegas, al fresco en las calles en el verano, en las meriendas.
Un cordial saludo.
De la casa multiuso de la calle del Pozo, recuerdo haber entrado y ver la silla de la barbería, pero ya no estaba habitada y que me llevaron en el portabultos de una bicicleta desde la calle de los Ponjales.
A los nombres que tu reseñas yo añado a Cesáreo barbero y Mauricio practicante, hermanos de Julia y Dª Prudencia.
Lo de los robos no los tenía en el recuerdo de haberlos escuchado en ninguna tertulia de recuerdos, hechos, andanzas, aventuras, etc… que se contaban, se cuentan ¿se contaran?, de las gentes del pueblo en las casas, en las bodegas, al fresco en las calles en el verano, en las meriendas.
Un cordial saludo.