¡Hola a todos!
Con motivo de la Semana Santa alude "desde el balsero" a la limonada. Traslado una receta, la que yo aplico, pues, aunque no esté en el pueblo ni en tierra de vinos, yo preparo todos los años mi limonada, para no perder las buenas sensaciones que da, lo mismo que sigo con la costumbre de comer, el día de Viernes Santo, el menú típico de dicho día en Ardón: "garbanzos de viernes", "bacalao al ajo arriero", "huevos cocidos con su salsa de sal, aceite, vinagre y pimentón" y las clásicas "tostas"; todo regado, como debe de ser, con la correspondiente "limonada", cuya receta consiste, para 8 litros de vino, en echarle 2 Kg. de azucar, 4 limones y 4 naranjas, las ocho piezas partidas en cuatro trozos cada una, y uno o dos tronquitos de canela. Tres días en maceración con tres removidas al día y, a partir de ahí, hay que servirla fresca, no fría; de cubitos de hielo nada.
Por cierto que hasta en la sacristía de la iglesia había un garrafón de esta delicia para el paladar y, puedo dar fe de ello, algún acólito cogió la correspondiente cogorza por darse el placer de matar demasiados judíos.
"Ardonés por el mundo" comenta lo de resbalar por la varga de la cuesta del Castillo... Puedo decirte que yo sí lo hice, como todos los chavales de mi época, muchas veces.
Pero, a propósito de la matraca, me viene a la mente un recuerdo, una chiquillada de muy mal gusto, aunque cuando ocurrió toda la chavalería lo celebramos muchísimo, que fue el mazazo que le dio Claudiano a Felicidad en la plaza de La Quintana, allá por los años cincuenta. ¡No eramos nadie!
Un cordial saludo a todos y disfrutad de la gastronomía tradicional.
Un paisano de Sabino Ordás.
Con motivo de la Semana Santa alude "desde el balsero" a la limonada. Traslado una receta, la que yo aplico, pues, aunque no esté en el pueblo ni en tierra de vinos, yo preparo todos los años mi limonada, para no perder las buenas sensaciones que da, lo mismo que sigo con la costumbre de comer, el día de Viernes Santo, el menú típico de dicho día en Ardón: "garbanzos de viernes", "bacalao al ajo arriero", "huevos cocidos con su salsa de sal, aceite, vinagre y pimentón" y las clásicas "tostas"; todo regado, como debe de ser, con la correspondiente "limonada", cuya receta consiste, para 8 litros de vino, en echarle 2 Kg. de azucar, 4 limones y 4 naranjas, las ocho piezas partidas en cuatro trozos cada una, y uno o dos tronquitos de canela. Tres días en maceración con tres removidas al día y, a partir de ahí, hay que servirla fresca, no fría; de cubitos de hielo nada.
Por cierto que hasta en la sacristía de la iglesia había un garrafón de esta delicia para el paladar y, puedo dar fe de ello, algún acólito cogió la correspondiente cogorza por darse el placer de matar demasiados judíos.
"Ardonés por el mundo" comenta lo de resbalar por la varga de la cuesta del Castillo... Puedo decirte que yo sí lo hice, como todos los chavales de mi época, muchas veces.
Pero, a propósito de la matraca, me viene a la mente un recuerdo, una chiquillada de muy mal gusto, aunque cuando ocurrió toda la chavalería lo celebramos muchísimo, que fue el mazazo que le dio Claudiano a Felicidad en la plaza de La Quintana, allá por los años cincuenta. ¡No eramos nadie!
Un cordial saludo a todos y disfrutad de la gastronomía tradicional.
Un paisano de Sabino Ordás.