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ARDON: ¡Hola, Fernan! ¡Hola, a todos!...

¡Hola, Fernan! ¡Hola, a todos!
Continúo con el tema de la cuevas de Canal de la Horca, que hoy alude a las de la derecha de la explanada: la del final, lindando con las viñas, era de Vicente Pellitero, "El Farballés", hoy de su hijo Maximino; el último ventano de la misma, el que linda con "El Teso", en mi niñez estaba bastante derruido, lo que propiciaba el acceso a la cueva de un gran bando de trigueras que la utilizaban como habitáculo para guarecerse durante la noche y que, los chavales, íbamos a espantar, una vez puesto el sol, tratando de matar alguna blandiendo palos al salir ellas asustadas volando: alguna cayó..., pero a la cueva.
La siguiente era del tío Emeterio, "El Topo", posteriormente de su criado, Marcelino, a quien se la dejó, así como el alias; hoy es de Paramio.
A continuación está la de Adolfo González Pérez, uno de los pocos cazadores puros que, como Teodomiro, "Miro", hubo en Ardón: no tiraban tiros, cazaban con galgas; en esta cueva siempre hubo un excelente tostadillo que indudablemente contribuiría al solaz y remate de vespertinas faenas placenteras al caer de la tarde; hoy es de sus sobrinos, Mary y Antonio.
Entre la anterior y la primera que aparece en la foto que ilustra el comentario, se encuentra la de Pepe Sutil, "el tío José", posteriormente de su hijo José, "Pepe el de la ilusión", y hoy de la hija de éste, Cundi; tiene hecho merendero en parte de la delantera de la misma, teniendo que dejar retranqueada la parte de la lagareta, debido a un problema que obvio reflejar por ser de índole ajena a mis comentarios; como curiosidad significativa de esta cueva, destacar que su primer ventano, a ras de suelo y tapado, queda al lado de la entrada al merendero.
La primera que se ve en la foto, muy retranqueada respecto a las demás, era de Vitorino García, "El Pequeño", posteriormente de su hijo Froilán, "Lan"; hoy no se de quien es ¿...?; en ella siempre hubo también un buen tostadillo, me consta de oídas, pues nunca llegué a probarlo; llega hasta "El Teso".
La que ocupa el centro de la fotografía era de Emilio Flores, "El Practicante"; fugazmente entré alguna vez en ella y probé su buen vino; a día de hoy no sé de quien es.
La siguiente de Gregorio Pérez, "Perala", hoy de su hijo Gonzalo; ésta era uno de los centros más habituales de reunión de la cuadrilla: la frecuenté muchas veces y en ocasiones memorables; es la única que nos negó su cobijo temporalmente en una ocasión, aquella en que un "Sábado Santo", al catar un buitrón a medias noche en el río, a la altura de la mitad del "Jardín" más o menos, se volcó la barca, nos dimos el remojón y, además, perdimos la llave de la puerta de la cueva, no pudiendo entrar en ella hasta el día siguiente, "Domingo de Resurrección", que la recuperamos chapuzando mientras la mayor parte del pueblo escuchaba "La Sacramental" cantada por Raimundo, Micael y compañía en la iglesia; en lo que a vino y tostadillo se refiere, en ella siempre se produjeron caldos excelentes, los vinos un poco más afrutados de lo habitual.
Finalmente está la del tío Frutos; la heredó su hijo Fidel, aquél que, debido a trastornos mentales, fue internado y su capital paulatinamente vendido; él iba diariamente a ella a buscar el barril de vino; cuando salió a la venta, la compró Fernando Castillo, no recuerdo su alias, lo mismo que el palomar, que hoy son de Pili, "La Médica".
Perdonad que insista, como siempre, en que corrijáis mis posibles fallos informativos y, si conocéis otros detalles, en que ampliéis la información.
Un cordial saludo para todos.
Un paisano de Sabino Ordás.