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Palacio Episcopal de Gaudí, ASTORGA

El Palacio Episcopal de Gaudí, en Astorga, es un edificio de estilo neogótico diseñado por el arquitecto modernista Antonio Gaudí. El exterior del Palacio se asemeja a un castillo (con sus almenas, sus miradores y su foso), mientras el interior se parece más a una iglesia. La piedra elegida para el exterior, granito gris del Bierzo, integra el edificio en su entorno mediante un acertado contraste con la muralla y con la arenisca roja empleada en la Catedral.

Gaudí fue elegido para diseñar el nuevo Palacio Episcopal de Astorga por su paisano Joan Baptista Grau, entonces obispo de la ciudad, tras el incendio sufrido por el anterior edificio. Gaudí solicitó fotografías, dibujos y toda la información posible sobre el emplazamiento del Palacio para comenzar su trabajo. El proyecto de Gaudí era muy minucioso, y suyos son los diseños de cada detalle, incluyendo las vidrieras y los adornos cerámicos y en piedra que se encuentran en cada rincón.

Una vez aprobado el proyecto, Gaudí viajó hasta en 10 ocasiones a Astorga para supervisar las obras, comenzadas en 1889; su buena sintonía con el obispo Grau hizo que fuera nombrado arquitecto diocesano. En sus frecuentes viajes a la ciudad Gaudí se interesó por los materiales locales, y trabajó personalmente con alfareros, herreros y otros artesanos para asegurarse de que el Palacio Episcopal se ajustaría a su proyecto.

La muerte del obispo Grau en 1893 y las desaveniencias de Gaudí con el cabildo provocaron la dimisión del arquitecto; las obras del Palacio estuvieron paradas durante algunos años, y sería Ricardo García Guereta el encargado de finalizar el proyecto ya en los primeros años del siglo XX. La intervención de García Guereta se limitó a terminar el piso superior y la cubierta. Las obras finalizaron en 1915.

El Palacio Episcopal de Astorga tiene planta de cruz griega, y gana volumen con la superposición de una planta cuadrada y las torres cilíndricas de las esquinas. El foso es uno de los elementos más singulares; fue la solución ideada por Gaudí para que el sótano contara con luz natural. El pórtico de entrada al Palacio y sus tres arcos abocinados son la imagen más característica del edificio; se ha dicho de él que está inspirado en la Torre Eiffel. En el lateral opuesto a la fachada principal, a la altura de la primera planta, se encuentra la capilla, rematada con un ábside y tres absidiolos. En la primera y segunda planta se abren amplios vanos decorados con vidrieras.

El singular genio del arquitecto está presente en cada detalle del Palacio Episcopal de Astorga, en el que pueden observarse algunos elementos que utilizará en proyectos posteriores. Son de especial belleza los arcos ojivales de cerámica vidriada y los numerosos capiteles de diferentes estilos que el propio Gaudí diseñó para las múltiples columnas del Palacio.

Es en el sótano donde mejor se percibe el aire medieval del estilo neogótico que Gaudí quiso imprimir a este edificio. La capilla, en la planta principal, es magnífica, quizá la más lograda de todas las estancias del Palacio; cada detalle, cada columna, cada vidriera son testimonio fiel del genio de Gaudí. La escalera de caracol del torreón noroeste, el comedor o la luz que inunda el edificio a través de sus vidrieras son solo algunos de los detalles que convierten al Palacio Episcopal de Astorga en la obra más importante de Gaudí fuera de Cataluña, y en su mejor aproximación al estilo neogótico.

El interior del Palacio alberga el Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago y en el que pueden verse obras de arte sacro dedicadas a la peregrinación a Santiago de Compostela.