Durante la Guerra Civil se utiliza como cuartel y oficinas de la Falange y
alojamiento de fuerzas nacionales. En 1956 D. José Castelltort, obispo natural de Igualada, hace las últimas adaptaciones en el piso segundo del
edificio con la intención de habitarlo lo antes posible, pero su repentino fallecimiento lo impide. Le sucederá en la silla episcopal D. Marcelo González Martín, quien decide definitivamente residir en el Seminario y dedicar el
Palacio a sede del
Museo de los
Caminos, que abrirá al público en 1964.