En 1893, al morir Policarpo Arias, se hizo cargo de la dirección de las obras Saturnino Vilalta Amenós. Ese año falleció también el obispo Grau, al que Gaudí rindió
homenaje diseñando su catafalco funerario. Tras la muerte del obispo, el 4 de noviembre de 1893 Gaudí dimitió por desavenencias con el cabildo, por lo que las obras estuvieron paradas durante varios años —quedaba por terminar el piso superior y la cubierta— Esta circunstancia dolió profundamente a Gaudí, que comentó al respecto: «no serán capaces de acabarlo, ni tampoco de dejarlo interrumpido».