Años más tarde, cuando la infanta Isabel de Borbón, durante una visita a la Sagrada
Familia, preguntó a Gaudí porqué había renunciado, este contestó: «Señora, yo no me fui, me echaron». En sustitución de Gaudí fue nombrado Francisco Blanch Pons, arquitecto diocesano de
León, quien apenas intervino, por lo que se paralizaron de nuevo las obras en 1894. En 1899 fue nombrado Manuel Hernández y Álvarez Reyero, arquitecto diocesano de Santiago de Compostela que estuvo en el cargo hasta 1904 aunque con escasos adelantos.