En 1905, el nuevo obispo de
Astorga, Julián de Diego Alcolea, intentó la vuelta de Gaudí al que incluso fue a visitar a las obras de la Sagrada
Familia en
Barcelona, aunque sin éxito. Finalmente, fue terminado entre 1907 y 1915 por Ricardo García Guereta, arquitecto diocesano de
León, quien siguió el trazado de Gaudí pero con un sello más convencional. En la intervención de Guereta se denota la influencia violletiana, especialmente en los chapiteles que coronan las
torres laterales.